El alma del aguacate
Estaba cortando un aguacate para la ensaladita cuando escuché,
—Katy, ¡necesito dos más!
Encontré la semilla grande de la palta y pensé sobre los primeros días de mi estancia con la familia Álvarez-Cobian en Perú. Llamé varias veces a mi mamá durante esa primera semana, y ella escuchaba con interés mis preocupaciones y preguntas. Le dije que yo no sabía cómo acercarme a mi familia anfitriona. Mi mamá me dijo, «Hija, tienes que encontrar el alma de la casa».
Estaba confundida y ella lo sabía. «Corazón, ¿dónde está el alma de nuestro hogar? Es la cocina.»
Yo encontré el alma de mi nueva casa rápidamente en la comida limeña.
Estaba cortando un aguacate para la ensaladita cuando escuché,
—Katy, ¡necesito dos más!
Encontré la semilla grande de la palta y pensé sobre los primeros días de mi estancia con la familia Álvarez-Cobian en Perú. Llamé varias veces a mi mamá durante esa primera semana, y ella escuchaba con interés mis preocupaciones y preguntas. Le dije que yo no sabía cómo acercarme a mi familia anfitriona. Mi mamá me dijo, «Hija, tienes que encontrar el alma de la casa».
Estaba confundida y ella lo sabía. «Corazón, ¿dónde está el alma de nuestro hogar? Es la cocina.»
Yo encontré el alma de mi nueva casa rápidamente en la comida limeña.