Segundo Premio | Second Prize
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Cadenas irreales
Estaba tan solo, perdido, que me llamaban ... “olvido”.
Tenían esa forma irreal de juzgar mis sentimientos,
nunca llegué a la conclusión del “porqué”
de sus raros comportamientos.
Porque, aunque ellos no lo sabían,
ellos eran a los que yo más reconocía.
Cuando me adentraba en mi realidad
creada de fuego y carbón,
el cielo se torna oscuro,
por causa del dolor en mi corazón.
El sufrir, ya formaba parte de mí,
el vivir, ya no me otorga satisfacción.
Hasta que el día que comprendí,
que el morir era la única solución.
En el odio, caí profundamente dormido.
¡Me mantuvo vivo! Porque siempre me decía:
“Aquí, tú eres más que bienvenido”
La noche ha llegado...
Y empiezo a autodestruirme en la cabeza,
llamándome a mí mismo: “¡Perdedor!”
Porque nadie se fijó en mi pureza,
que me han regalado este infierno abrumador.
Ya es media noche,
y la luna aún no aparecido,
no se escucha ni el ruido de un coche,
por la llegada del sombrío.
¡Oh, humanidad!
Por qué no llegas a comprenderme,
yo solo quería una oportunidad,
y tú has llegado hasta perderme.
Buscaré mi tesoro, mi preciado guiador.
Iré ante él con imploro,
para que me salve del acosador.
¡Oh revolver, mi querido amigo!
Te lo suplico, quítame este dolor.
Entrégame uno de tus besos,
Y poder llegar a ser un soñador.
Me veo en el espejo,
como la última vez.
¡Recurro a ti, mi amigo!
Y sentir rápido tu calidez.
Una mirada,
una sola expresión,
un pensamiento violento,
de mi trágica maldición.
—Herwin Godinez
Worcester State University
Worcester State University