Matt Jambor ’20
La Caída
La Caída
The creative writing prompt required two paragraphs on anything. The only parameters were that the first paragraph was to be written in the first person, the second person is the third-person omniscent, and both paragraphs were to be inspired by the same story. As I read through the prompt, the central question that came to mind was, “How can I most effectively contrast these two perspectives in a clear, yet compelling way?” I decided to wipe my protagonist’s memory through psychological and physical trauma, thus creating a social outcast, then to see how society reacted. The first-person shows Kevin Brewer’s internal struggle to the point of suicide, while the third-person omniscient shows society’s lack of understanding regarding mental health. This short story serves not only as a creative text, but also a criticism of society’s treatment of the mentally ill. Though it is to an extreme, Bates acts as a case study for the substandard management of mental health. It was difficult to express such an elaborate idea in the Spanish langauge, but with the help of Professor Fuentes and occasionally the English-Spanish dictionary, Kenin Brewer’s story was told.
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YO Era una noche normal en Lindsborg, Kansas, un pueblo con población de alrededor de cien personas. Cuando desperté, me estaba relajando en una cama muy rígida. Me dolía la cabeza, pero todo parecía estar bien. Me sorprendió mucho cuando el doctor dijo que mi novia había llegado. Nunca me casé. Todo el mundo que yo amaba se había ido cuando volví de la guerra. Me sorprendió más cuando, después de hablar con el doctor por algunas horas, dijo que yo tendría que pasar algún tiempo en un manicomio. La mujer que me visitó estaba llorando, pero no sentía nada. En el manicomio, la comida es asquerosa, las habitaciones son desalentadoras, y los trabajadores son abusivos–la vida era desagradable. La única cosa que me trae la felicidad es mi compañero de celda, Bates. Nadie en el mundo me entiende excepto él. Él entiende mi pasado y puedo confiar todos mis sentimientos en él. No sé porque Bates está en el manicomio, pero no me importa. Bates es mi vida y, sin Bates, no tengo nada. Esta es la razón por la que luché tan duro cuando me hicieron cambiar de habitación. Esta es la razón por la que estoy escribiendo este ensayo. Esta es la razón por la que no me despertaré mañana.
ÉL Toda la gente de Lindsborg, Kansas puede recordar la noche terrible del 1 de agosto, 1918–la noche cuando Kevin Brewer se cayó de su balcón, sólo 3 días después de recibir noticia de que su hermano había muerto en la guerra mundial. Algunos dicen que fue a propósito, pero nadie dice que era el mismo de antes. Kevin era un hombre de familia, un marido amoroso––el tipo de persona que quiere que su hijo crezca. Cuando se cayó del balcón, perdió la memoria del gran hombre que alguna vez fue. El Doctor Álvarez dijo que nunca había visto un trauma en la cabeza tan grave. De mala gana, envió a Kevin al manicomio. Un mes después, el doctor visitó a Kevin y los síntomas empeoraron. Kevin desarrolló un amigo imaginario llamado “Bates”. Álvarez decidió que podía ayudar a la situación cambiando la habitación. En lugar de esto, Kevin se puso muy deprimido. Un día después de que cambió de habitación, Kevin se suicidó. Álvarez dijo que la situación se puso tan mala por el trato atroz en el manicomio. Kevin había escrito un diario durante de su tiempo en el manicomio. Había sido violado, golpeado, hambriento y más durante su tiempo allí. Cuando él golpeó a un trabajador durante del cambio de habitación, increíblemente, los castigos empeoraron. El trabajador convenció a Kevin de que había matado a Bates. Esa noche, Kevin se ahorcó con la esperanza de volver a ver a Bates.