Laura Lares '18
¿Qué es México?
¿Qué es México?
Es el libro sagrado de los Mayas, el Popol Vuh. En Mesoamérica se sentó en la gloria la poderosa civilización Azteca, que sangró con la llegada de Cortés. Rebelión. El mayor acto de rebeldía: La Virgen de Guadalupe. Nuestra madre de piel morena, de lengua indígena, de lengua Nahuatl. Nican mopohua, aquí se narra, Juan Dieguito y
el cerro del Tepeyac.
Es la lucha de independencia encabezada por Miguel Hidalgo apoyada por quien se convertiría en el primer presidente—Guadalupe Victoria.
Es “el porfiriato”; la dictadura de más de 30 años de Porfirio Díaz. El asesinato de Francisco I. Madero. El orgullo del primer y único presidente indígena, Benito Juárez, de origen humilde y quien pagó la deuda extranjera. El gran libertador de la patria y quien promulgó las leyes de reforma. Bueno, eso dicen los libros y la historia oficial. Se murmura que fue sanguinario, asesino de indígenas.
Somos mentes revolucionarias, como Pancho Villa peleando en guerilla, junto con Zapata defendiendo la patria. «Pies para qué os quiero, si tengo alas para volar.» Somos el dolor y la bisexualidad de Kahlo con los alcatraces blancos de Diego Rivera. El muralismo mexicano. (Y ahora quieren un muro para sacar lo mexicano.) Somos Moctezuma, Cuauhtémoc y Tenochtitlan. Chichén Itzá, el Templo de Quetzalcóatl y Teotihuacán. Versos inigualables, intelectuales e incomparables de Sor Juana Inés, capaces de besarte la mejilla y rozarte del corazón. Pero también la gobernación del PRI por más de 70 años, la cual en 1968 convirtió la protesta estudiantil en la matanza de Tlatelolco.
Han tratado de deshumanizarnos; de acusarnos. Pero como las momias de Guanajuato, nos conservamos y nos damos vida. Inquebrantable y duradero como el acero de Coahuila. Ardientes y fuertes como el tequila de Jalisco. Dulces como el mole poblano, pero no te confíes, que picamos tal como los alacranes de Durango. Un tesoro escondido como el oro en las minas de Zacatecas. Igual a los sarapes de Saltillo, vibrantes y versátiles. Y a la vez, plagados; plagados con corrupción y el narcotráfico. La violencia y la sangre de mi gente aumentó desde que Calderón declaró la guerra.
Aun así, seguimos con la sonrisa en la cara, la frente muy en alto, moviéndonos al ritmo del pasito tun tun. Le zapateamos y no alegramos cuando sale ese cumbion. Al orden pa’cer un desorden, sin fallar, cumbias, corridos y huapangos por igual. Esos tragos de amargo licor seguidos por las de Chente porque yo sigo siendo el rey. En el sur suena la marimba, en el norte se toca con acordeón. Dejamos nuestra huella en la industria musical con Juan Gabriel y muchos más; en lo personal nos dejan los valores, tradiciones y riqueza cultural. La herencia del trabajo duro, las botas de charro de José Alfredo Jiménez y el son jarocho de Veracruz. El respeto y el pensar que no hay nadie igual; mi Madre es diamante y mi Padre es de oro. Homenaje a mi Abuelita, que en paz descanse, al bailar “Tampico Hermoso” con mariachi en nombre de ella. Cada 2 de noviembre
festejamos la vida con pan de muerto y atole; hay Coco también.
Nuestra raíz es fuerte. Guerreros, mexicanos al grito de guerra. Terremoto de 1985. Treinta y dos años después, volvió a sangrar el mismo 19 de septiembre. «Grandes huracanes, desastres, terremotos, ninguno de ellos ha podido con nosotros.» Estamos Unidos Mexicanos. Y como dijo Diego Luna, «Ser mexicano es saber tender la mano. México es un país que no ha acabado de caer cuando ya comienza a levantarse.» El mil amores; perros héroes: Titán y Frida. Iñárritu y Gael García Bernal nos inundan de orgullo. Guillermo del Toro cambiando la forma del agua y creado un laberinto. La gravedad de Alfonso Cuarón nos estira a un territorio extranjero, mostrando que somos dignos y capaces; el niño que sueña ser futbolista y tu mamá también. ¡Sí se puede! «La batalla está ganada pues mi rival es la serpiente y el águila soy yo.»
De la comida ni se diga. Tacos al pastor, campechanas, tamales
y huitlacoche. El chile siempre dice presente; salsas verdes y rojas,
chiles toreados o en vinagre. Mi México lindo y querido. ¿Se va a
hacer o no se va a hacer la carnita asada? Orgullosa de ser mexicana,
sentimiento que lamentablemente muchos van perdiendo. No fue penal. Me queda aún mucho que decir, pero es la ultima y nos vamos. Si volviera a nacer, yo quisiera que México fuera mi tierra otra vez.
Es la lucha de independencia encabezada por Miguel Hidalgo apoyada por quien se convertiría en el primer presidente—Guadalupe Victoria.
Es “el porfiriato”; la dictadura de más de 30 años de Porfirio Díaz. El asesinato de Francisco I. Madero. El orgullo del primer y único presidente indígena, Benito Juárez, de origen humilde y quien pagó la deuda extranjera. El gran libertador de la patria y quien promulgó las leyes de reforma. Bueno, eso dicen los libros y la historia oficial. Se murmura que fue sanguinario, asesino de indígenas.
Somos mentes revolucionarias, como Pancho Villa peleando en guerilla, junto con Zapata defendiendo la patria. «Pies para qué os quiero, si tengo alas para volar.» Somos el dolor y la bisexualidad de Kahlo con los alcatraces blancos de Diego Rivera. El muralismo mexicano. (Y ahora quieren un muro para sacar lo mexicano.) Somos Moctezuma, Cuauhtémoc y Tenochtitlan. Chichén Itzá, el Templo de Quetzalcóatl y Teotihuacán. Versos inigualables, intelectuales e incomparables de Sor Juana Inés, capaces de besarte la mejilla y rozarte del corazón. Pero también la gobernación del PRI por más de 70 años, la cual en 1968 convirtió la protesta estudiantil en la matanza de Tlatelolco.
Han tratado de deshumanizarnos; de acusarnos. Pero como las momias de Guanajuato, nos conservamos y nos damos vida. Inquebrantable y duradero como el acero de Coahuila. Ardientes y fuertes como el tequila de Jalisco. Dulces como el mole poblano, pero no te confíes, que picamos tal como los alacranes de Durango. Un tesoro escondido como el oro en las minas de Zacatecas. Igual a los sarapes de Saltillo, vibrantes y versátiles. Y a la vez, plagados; plagados con corrupción y el narcotráfico. La violencia y la sangre de mi gente aumentó desde que Calderón declaró la guerra.
Aun así, seguimos con la sonrisa en la cara, la frente muy en alto, moviéndonos al ritmo del pasito tun tun. Le zapateamos y no alegramos cuando sale ese cumbion. Al orden pa’cer un desorden, sin fallar, cumbias, corridos y huapangos por igual. Esos tragos de amargo licor seguidos por las de Chente porque yo sigo siendo el rey. En el sur suena la marimba, en el norte se toca con acordeón. Dejamos nuestra huella en la industria musical con Juan Gabriel y muchos más; en lo personal nos dejan los valores, tradiciones y riqueza cultural. La herencia del trabajo duro, las botas de charro de José Alfredo Jiménez y el son jarocho de Veracruz. El respeto y el pensar que no hay nadie igual; mi Madre es diamante y mi Padre es de oro. Homenaje a mi Abuelita, que en paz descanse, al bailar “Tampico Hermoso” con mariachi en nombre de ella. Cada 2 de noviembre
festejamos la vida con pan de muerto y atole; hay Coco también.
Nuestra raíz es fuerte. Guerreros, mexicanos al grito de guerra. Terremoto de 1985. Treinta y dos años después, volvió a sangrar el mismo 19 de septiembre. «Grandes huracanes, desastres, terremotos, ninguno de ellos ha podido con nosotros.» Estamos Unidos Mexicanos. Y como dijo Diego Luna, «Ser mexicano es saber tender la mano. México es un país que no ha acabado de caer cuando ya comienza a levantarse.» El mil amores; perros héroes: Titán y Frida. Iñárritu y Gael García Bernal nos inundan de orgullo. Guillermo del Toro cambiando la forma del agua y creado un laberinto. La gravedad de Alfonso Cuarón nos estira a un territorio extranjero, mostrando que somos dignos y capaces; el niño que sueña ser futbolista y tu mamá también. ¡Sí se puede! «La batalla está ganada pues mi rival es la serpiente y el águila soy yo.»
De la comida ni se diga. Tacos al pastor, campechanas, tamales
y huitlacoche. El chile siempre dice presente; salsas verdes y rojas,
chiles toreados o en vinagre. Mi México lindo y querido. ¿Se va a
hacer o no se va a hacer la carnita asada? Orgullosa de ser mexicana,
sentimiento que lamentablemente muchos van perdiendo. No fue penal. Me queda aún mucho que decir, pero es la ultima y nos vamos. Si volviera a nacer, yo quisiera que México fuera mi tierra otra vez.