Henrry Ibáñez Mogrovejo (Perú)
El ritual
Se invocan.
Se inhalan, sollozan, se desarman y ríen,
se empalman, se laceran, colapsan, se traslucen.
Envueltos se proclaman sus envolturas.
Se exprimen.
Emergen levitando la simplicidad de las telas.
Se encarnan. Estrujan las cabeceras de sus continentes.
Contingentes,
queriéndose queridos
queman,
temen,
juegan,
incluso, tiemblan,
y viven;
se desmembran,
se alumbran,
como siempre,
como antes,
cada vez más.
Se incendian.
Se examinan y, después de rendirse,
uno sobre el otro,
desmayados,
se funden,
hasta ser, ceniza.
El ritual
Se invocan.
Se inhalan, sollozan, se desarman y ríen,
se empalman, se laceran, colapsan, se traslucen.
Envueltos se proclaman sus envolturas.
Se exprimen.
Emergen levitando la simplicidad de las telas.
Se encarnan. Estrujan las cabeceras de sus continentes.
Contingentes,
queriéndose queridos
queman,
temen,
juegan,
incluso, tiemblan,
y viven;
se desmembran,
se alumbran,
como siempre,
como antes,
cada vez más.
Se incendian.
Se examinan y, después de rendirse,
uno sobre el otro,
desmayados,
se funden,
hasta ser, ceniza.