Ruth López Espinoza, ’25
¿Lo amo?
Desde que lo vi quería que se quedara conmigo.
—Hola, —dijo y al instante le respondí:
—Hola.
Aún no nos conocíamos, aun no éramos amigos, y aun así latía mi corazón. Al verlo pasar, al verlo sonreír, al verlo caminar, se acelera mi palpitar. Pero no podía acercarme, no era de su interés. Mi mejor amigo me lo dejaba saber. “Nunca estaría contigo” me repetía una y otra vez. Yo entendía pero aun asi no quiera entender.
Un triángulo amoroso formábamos los tres. Yo quería a alguien y alguien me quería también. De la nada que ambos estaban enfrente de mí. No podía irme, no podía salir, decidí aferrarme a mis sentimientos en vez de sucumbir. Alcé los ojos, los vi a los dos, vi a mi mejor amigo y mi corazón se aceleró. No sabía porque, no entendía lo que acababa de suceder.
¿Lo amo?
Desde que lo vi quería que se quedara conmigo.
—Hola, —dijo y al instante le respondí:
—Hola.
Aún no nos conocíamos, aun no éramos amigos, y aun así latía mi corazón. Al verlo pasar, al verlo sonreír, al verlo caminar, se acelera mi palpitar. Pero no podía acercarme, no era de su interés. Mi mejor amigo me lo dejaba saber. “Nunca estaría contigo” me repetía una y otra vez. Yo entendía pero aun asi no quiera entender.
Un triángulo amoroso formábamos los tres. Yo quería a alguien y alguien me quería también. De la nada que ambos estaban enfrente de mí. No podía irme, no podía salir, decidí aferrarme a mis sentimientos en vez de sucumbir. Alcé los ojos, los vi a los dos, vi a mi mejor amigo y mi corazón se aceleró. No sabía porque, no entendía lo que acababa de suceder.