Prólogo ︎
The World as We Know It

Keynote
Kyler Canastra, ’14 (ΣΔΠ)

Ficción | Fiction
Melanie Beato, ’23
Isabela Martínez-Thibodeau, ’23
Priscila Ponce-Jovel, ’22
Ashley Rodríguez Lantigua, ’23

Screenplay | Guión
Adelma de Jesús Pérez, ’23
Genesis Pimentel Lugo, ’23

Poesía | Poetry
Andria Fremaint, ’22
Jocelyn Hernández, ’23
Lizbeth Hernández, ’24
Marie James, ’24
Shanil Pérez Lantigua, ’24

Microcuentos
Abigail Dresser, ’21
Máximo Lockhart-Kraner, ’24
Valentina Maza, ’23
Janel Ramos, ’24
Daniella Santamarina, ’24

Reflexiones | Reflections 
Share Your Magis 2021
Kathleen McLaughlin, ’21 (ΣΔΠ)
Sarah Shorter, ’21
Mariem Girgis, ’22
María Alejandra Méndez, ’23
Caitlin Grant, ’21 (ΣΔΠ)

Imágenes | Images
Montserrat Collaborative, ’24
Christelle Paul, ’21
Luna Alvarez, ’24
Christian Báchez, ’23 (cover art)

Agradecimientos | Thanks

Equipo editorial

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Mark
Adelma de Jesús Pérez, ‘23
Pelo malo

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Personajes:

Diana — la protagonista, hija de Mildred
Mildred — La madre de Diana
La peluquera del salón
La Prima — Prima de Diana


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Escena 1: El Salón

El telón se abre. Las luces se encienden y se enfocan en los personajes Diana y Mildred que están en la sala de espera en el salón de belleza. En medio de la sala de espera hay un árbol de Navidad decorado con adornos rosados y blancos. Hay café recién hecho en la mesa lateral y galletas para los niños. El ambiente es muy animado y la risa de las mujeres se prolonga junto con el sonido del secador. Una canción de Romeo se escucha dentro del salón. Ambas están sentadas en su silla, esperando el turno de Diana con la peluquera.

Diana.- (Mirando a su mamá.) Mami, porque tengo que alisarme el pelo para Navidad? ¿Por qué no puedo tener mi cabello rizado?

Mildred.- Es para que te veas más bonita para la cena de navidad, amor. Ya Navidad es la semana que viene y tenemos que empezar a mimarnos.

Diana.- ¿Cómo así? ¿No crees que me veo bonita con mis rizos? Yo pienso que me vería bonita con mis rizos también.  (Se ríe.)

Mildred.- Sí claro que si, siempre te ves bella como eres, pero es para que te veas más presentable, no quiero que tengas ese pajón de siempre.

Diana.- (Confundida)  ¿A qué te refieres con eso? Yo no creo que mi pelo natural sea un pajón. ¿Y qué quieres decir con eso, “más presentable”? ¿Qué diferencia tiene el pelo lacio con el pelo rizo? ¿Y quien dice que el pelo liso me haría ver más presentable?

Mildred.- No lo tomes de mala manera. Tu pelo rizo es bonito así, pero si te pones el pelo lacio te vas a ver más hermosa de lo que te ves amor. (Diana asiente y Mildred le da un beso.)

Diana.- ¿Segura que me veo bonita?

Mildred.- Sí, amor, siempre. (Mildred la abraza.)

Diana.- Y por eso es que tú no luces tu pelo natural, porque te quieres ver presentable?

Mildred.- No es que no me guste mi pelo natural, pero me siento más cómoda con mi pelo lacio. También mi trabajo requiere que nos veamos profesionales no le gustan que vayamos al trabajo con un pajón.

Diana.-  Entiendo la parte de verte profesional... Lo que no entiendo es porque el pelo natural... rizo como el de nosotras... ¿no es presentable o profesional?

Mildred.- (Mildred se sorprende) Cuando salgamos del salón te explicaré y contestaré todas tus preguntas.


Escena 2: Continuación del salón.

Comienza otra canción de Romeo. La gente en el salón compite con el volumen de la canción mientras hablan entre ellos.

Diana.- (Se mueve impaciente en su asiento). ¿Cuánto tiempo más tengo que esperar en este asiento para mi turno?

Mildred.- (Se ve molesta) No sé, compórtate por favor, tienes que tener paciencia.

Diana.- (Suspiros.)

La Peluquera entra y se acerca al área de espera, saludando a todos los que están en sus asientos. Ella mira su cuaderno para ver quien es el siguiente en su agenda.

La Peluquera.- ¡Buenos días a todos! (Mira su cuaderno otra vez.) ¿Diana y Mildred? (Mira alrededor de la sala esperando que alguien reclame el nombre.)

Mildred.- Aquí estamos. (Se levanta del asiento y le indica a Diana que se ponga de pie.)

La Peluquera.- ¿Qué se van a hacer hoy?

Mildred.- Un alisado y corte de pelo para mi hija, y rollos para mí.

La Peluquera.- ¡Excelente! Síganme por favor. (La siguen.) Diana, te puedes sentar en esta silla (señala su puesto de trabajo. Diana se sienta.) Mildred te puedes sentar al lado. Tienes que esperar algunos minutos, mi compañera está tomando su descanso.

Mildred.- Ok, no hay problema (se sienta en la silla a la derecha de Diana) .

Peluquera.- (dirige su atención al pelo de Diana.) Diana, mi amor, ¿empezamos?

Diana.- Sí, por supuesto. (Se mira en el espejo.)

Peluquera.- (Tocando los rizos de Diana.) ¿Cuánto tiempo ha pasado desde la última vez que te peinaste?

Diana.- Yo me peino todos los días. (Una risa baja se escapa de su boca. Diana mira a Mildred, pero no se da cuenta. Mildred tiene audífonos puestos.)

Suena el teléfono de Diana.

Peluquera.- (La ignora y responde el teléfono.) Hello? Sí, mujer, aquí trabajando estoy. ¡Sí! (Diana, no te muevas, por favor.) ¿Aha? ¡Ja ja ja! Oye, estoy con una clienta y esta muchachita tiene ese pelo que resiste al agua. ¡Ay, sí! Esta muchachita me da pena. Yo le tengo que echar fuerza a mi plancha también. Ja, ja, ja. ¡Sí, mi pobre plancha, ya te imaginas! Bueno, te llamo luego, adiós. (Cierra el teléfono.)

Diana.- (Levanta sus cejas.) Señora, yo estoy aquí todavía… ¿Se le olvidó?

Peluquera.-  Mami, tú tienes ese pelo demasiado seco. Tu pelo es no good, tú ves, it's not nice como el mío. (Se toca su pelo.) ¿Cuándo fue la última vez que te diste un desrizado?

Diana.- ¿Desrizado? ¿Qué es eso?

Peluquera.- (Se sorprende.) ¿No sabes qué es un desrizado? ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Tu madre no te ha hablado de un desrizado? ¿Cómo puedes salir con tu cabello así? ¡Chicas, chicas! (Levanta la voz y dirige su atención a sus compañeras de trabajo.) ¡¡¡Esta señorita no sabe que es un desrizado!!!

Diana.- (Se avergüenza.) Pero dime y deja el relajo. ¿Mi mamá nunca me ha hablado de un desrizado, ¿qué es? (Ella mira a Mildred otra vez, pero Mildred está en el teléfono.)

Peluquera.- No puedo creer que no sepas lo que es un desrizado. A tu edad, ya yo me había dado mis desrizados en el salón. ¿Eres dominicana, verdad? Porque todas las dominicanas de tu edad ya anhelan porque sus madres la lleven al salón para desrizarse. Bueno, el desrizado es un tratamiento químico que modifica la estructura del pelo rizado a lacio.

Diana.- (Se sorprende.) ¿De rizo a lacio? ¿Es permanente? Entonces, ¿me puedo ver como una gringa?

Peluquera.- Sí, es permanente, pero tienes que venir cada tres meses cuando tus raíces crezcan. Luego aplicamos el tratamiento en la raíz para evitar que tus raíces se vean rizados. ¿Quieres un desrizado?

Diana.- No sé. Es decir, no gracias. Tendría que hablar con mi mamá, pero un desrizado me parece un poco extremo. ¿Qué pasa cuando un día quiero mi cabello rizado?

Peluquera.- Ahh, pero con razón es que tu pelo es más duro que el plátano verde. (Se escucha la risa de otras clientes) Pero, na, tú eres la del pelo malo, no yo. Tú eres la que sabes. (Sube sus manos en defensa.)

Diana.- ¿Qué dijo? (Levanta sus cejas.)

Peluquera.- Nada. (Pone los ojos en blanco.)

Diana.- Eso fue lo que pensé…

Peluquera.- (Jadeos) ¿Cómo? ¿Tú quieres que te deje así con ese pelo de fregar o quieres que termine?

Diana.- (Enojada) ¡¿Qué tipo de profesional eres?! ¿Dónde está tu jefe? Porque tu actitud y tus insultos no son profesionales.

Peluquera.- (Se ríe) ¡Ay, querida! Yo soy la jefa.

Diana: (Silencio)

Peluquera.- ¿Ya terminaste de ser malcriada? ¿Tu mamá nunca te enseñó de que no se le puede faltar al respeto a los adultos? Ubícate por favor. (Mira a Diana en el espejo) Vamos a continuar con tu pelo. (Le empieza a hacer el pelo a Diana.) Pero de veras, necesitas un tratamiento o algo que te ayude este pelo, apenas puedo pasar mis manos por tu cabello, eso debería decirte algo.

Diana.- (Se ve enojada) Continúa. Esta será la última vez que yo venga aquí.

Mildred.- Hola chicas, ¿está todo bien aquí?

Diana.- Mami, ella-- (La peluquera la interrumpe.)

Peluquera.- Si claro todo bien. Aquí estábamos yo y Diana charlando de cosas femeninas. (Se ríe.)

Diana.- (Diana mira a la peluquera con incredulidad.)

Mildred.- Excelente, Diana. Te vas a ver hermosa (Le lanza un beso).

Después de una hora, las peluqueras terminan de hacerle el pelo a Diana y Mildred.


Escena 3: El Carro

Diana y Mildred se dirigieron al carro. Diana se ve un poco molesta y pensativa con la experiencia que tuvo en el salón.

Diana.- (Cierra la puerta del carro con fuerza.)

Mildred.- ¿Qué te pasa? ¿Por qué cierras la puerta así? (Su mano está en el volante. Empieza a conducir a casa.)

Diana.- La peluquera… estaba diciendo cosas feas sobre mi pelo.¡Ni siquiera escuchaste lo que dijo por qué estabas demasiada ocupada con tu teléfono! (Empieza a llorar.)

Mildred.- ¡No te alteres! Te ves hermosa con tu pelo lacio.

Diana.- ¿Es que no entiendes? No me importa cómo me veo con mi pelo lacio. Ella me ofendió. Dijo que mi pelo es “malo.'' Y lo peor de todo es que nunca pensé que había algún problema con mi pelo.

Mildred.- ¿Por qué te importa lo que otras personas digan de tu cabello? Ya sabes como son las peluqueras dominicanas, no tienen filtro. Probablemente estaba tratando de hacer que tu cabello se vea mejor.

Diana.- ¿Que se vea mejor? ¿No entiendes lo que intento decirte? ¡¿Cuál es el problema con mi cabello?! No entiendo por qué la defiendes, no me importa si ella no tiene filtro, lo que ella dijo me dolió. (Sigue llorando.)

Mildred.- Tú estabas como una fiera defendiendo tus rizos y ahora te pones a llorar. ¿Por qué tú estás llorando? ¿Quieres que te dé algo para llorar de verdad? Tú sabes que a mí me da un pique ver a niñas llorando. Por favor, no seas sensible.

Diana.- (Se enoja) ¿Sensible? ¿Cómo puedes decir eso con tanta calma? ¿Quieres decir que nunca antes te has sentido insegura sobre tu cabello?

Mildred.- Yo dejé de sentirme insegura de mi cabello cuando me desrize por primera vez a tu edad.

Diana.-  Ahh, entonces ¿tú sabías lo que es un desrizado? ¿Por qué nunca me hablaste de eso? (Para de llorar y mira a Mildred con mucha atención.)

Mildred.- Nunca pensé que te iba a interesar.

Diana.- ¿Cómo que no? Siempre me estás presionado para que me alises el pelo. Supongo que también intentarías de que yo me haga un desrizado… ¿Por cierto, podemos continuar la conversación de antes cuando estábamos en el salón? ¿Dijiste que me ibas a explicar por qué el pelo natural no es profesional o presentable?

Mildred.- (Molesta.) ¡Ay, Dios! Nunca te hablé de un desrizado porque tu abuela me dijo que estabas muy joven. Sí lo pensé, pero nunca me molesté en mencionarlo.

Diana.- ¿Abuela también sabe del desrizado? Supongo que todos sabían sobre el desrizado menos yo. Bueno, supongo que no importa, de todos modos. Explícame por qué el pelo rizo no se ve profesional ni presentable.

Mildred.- Ok. (Respira profundamente.) Pero después no te quejes... Se puede decir mucho sobre una mujer por la forma en que está peinada. Cuando tienes el pelo liso, adquieres respeto. Te ves formal, mientras que cuando tu cabello está suelto, como usualmente lo usas, la gente dirá que tu cabello no está hecho. Dirán que tu cabello necesita ser peinado, o que tienes pelo mal… ¿Mi respuesta responde a tus preguntas? (Mira a Diana y arquea su ceja.)

Diana.- ¡Whoah…! Eso es mucho para asimilar. (Su espalda se hunde en el asiento pasajero.)

Mildred.- (Palma a la cara.) Sabía que no estabas lista para esta conversación.

Diana.- (Aparte.) ¿Pelo malo? ¿Por qué el cabello viene con tantas demandas sociales? ¿Por qué el cabello no puede ser solo cabello? ¿Por qué la textura de mi cabello tiene que ser buena o mala? Solo quiero que mi cabello sea normal. No entiendo. (Suspira y mira por la ventanilla del coche.)

Llegan a casa. Diana corre a su habitación. Sigue pensando en lo que dijo su madre. No entiende por qué hay tantas expectativas sobre el cabello de una mujer. Mientras tanto, Mildred permanece en la sala de estar, lamentando haberle explicado a Diana lo que significa que el cabello se vea presentable.


Escena 4: Cena Navideña

Hoy es Noche Buena. Son las 12:30 del mediodía y Diana se levanta de la cama solo para bajar las escaleras y oler el rico aroma del pernil en el horno. El día ya está ajetreado y lleno de risas de sus primas, primos y tías que recién llegan para pasar el fin de semana. La música de salsa está a todo volumen y sus tías chismeando ya le recuerda cómo es la Navidad en un hogar hispano.

Mildred.- (En voz alta) Diana, vete a bañar y ponte ropa bonita para bien venir a la familia. Ah, y otra cosa, mucho cuidado en mojarte el pelo que no quiero que salga ese pajón tuyo.

Diana.- (Pone los ojos en blanco.) Está bien, ahora mismo me voy a bañar. Quiero algo de comer primero.

Mildred.- En la noche comerás bastante. Vete a bañar y no me hagas repetir.

Diana.- Está bien, ya voy (Sube las escaleras hacia su habitación.)

Después de la ducha, Diana se cambia y se pone un vestido rojo con zapatillas blancas, su pelo aún lacio. Mientras espera en la puerta para saludar a los miembros de su familia, ve cómo muchos llegan, pero no es una fiesta hasta que aparezca su prima favorita. Finalmente llega su prima. Su cabello corto y rizado le recuerda por qué no debería haberse alisado hoy. Se saludan y su prima le da un regalo.

La Prima.- ¡Diana! Cuanto tiempo que no te veía, te echaba de menos, ¿sabes? (Le da un beso a la mejilla.)

Diana.- ¡Prima! Estoy tan contenta de que estés aqu. Esta noche habría sido tan aburrida si no hubieras venido. Yo también te extrañé y gracias por mi regalo. ¡Tu regalo está arriba!

La Prima.- ¡Gracias! Vamos a tu habitación ¡Tenemos mucho de qué hablar!

Diana.- Vale, vamos.

Ellas suben las escaleras y entran en su habitación.

La Prima.- (Se sienta en la cama) Diana, ¡pero háblame de ti! Tengo tiempo que no hablo contigo. ¿Dime, y los chicos? ¿Todavía no tienes novio?

Diana.- (Sonríe) ¡Ahaha! No, ¡qué cosa! No tengo novio, pero si me gusta alguien en la escuela.

La Prima.- ¡Ouuu! ¡No me digas! ¿Cómo se llama?

Diana.- Él se llama Javier, pero él es un estudiante de último año y nunca me notará porque soy un estudiante de primer año.

La Prima.- Ay no digas eso, ¿te has visto? ¡Eres hermosa! Deja de pensar así. ¡Tienes que aceptar tu sensualidad, porque chica, ¡lo tienes!

Diana.- (Mira hacia abajo.) Ugh, supongo que tienes razón.

La Prima.- No, no, no, súbeme esa cabeza. ¿Y mírame, tú eres bella, ¿ok? Por cierto, te quería preguntar: ¿Por qué tienes el pelo liso? No me digas que la tía Mildred te presionó para que te alises el cabello.

Diana.- (Suspiros) Ugh, sí. Solamente me alisé el pelo porque mami me convenció de que me iba a ver presentable.

La Prima.- (Jadeos.) ¡Uf! No me digas que ella también te sacó la tarjeta “presentable.” Mi mamá estaba tratando de hacerme alisar mi cabello también, pero le dije que no. Mi cabello natural es mucho más bonito.

Diana.- Yo no quería. Pero prima, una pregunta. (Ella se sienta en la cama también.) ¿No te cansas de que la gente diga que tu cabello se ve como un pajón? ¿O qué tu pelo es malo?

La Prima.- (Suspiros.) Al principio me molestaba mucho, pero luego me di cuenta de que cuando la gente odia mi cabello, especialmente los miembros de nuestra familia, es porque nunca aceptaron las presiones de la sociedad. Venir de una familia dominicana también significa que les resulta difícil aceptar su negritud. ¿Ves a nuestras tías, incluso a tu mamá? Todas crecieron en una época donde el cabello natural era algo malo y cuando nos ven, recuerdan cómo nunca aceptaron su cabello. Pero tú y yo somos diferentes. Tienes que recordar que tu cabello es tu corona y nadie lo va a usar mejor que tú.

Diana.- (Asiente) ¡Whoah! Nunca lo pensé de esa manera. ¿Sabes que cuando fui al salón de belleza, la peluquera intentaba convencerme en darme un desrizado?

La Prima.- (Se ríe) Y te lo creo. La última vez que fui al salón fue hace dos años, y nunca he vuelto por esa misma razón. Tú sabes que cuando las mujeres se desrizan es porque quieren eliminar su negritud. La última peluquera me dijo que me diera un desrizado para “refinar la raza.” Cuando ella dijo eso, yo me fui de una vez. (Se ríen las dos.)

Diana.- ¿Sabes algo? Ahora que hablamos de este tema, me siento mal por las mujeres como nosotras, y por las mujeres como nuestras tías, e incluso por mi mamá. Nunca llegaron a aceptarse a sí mismos por lo que son, y es triste que hagan todo lo posible para eliminar cualquier cosa que grite negritud.

La Prima.- (Media sonrisa) Sí, es un tema bien triste. Por eso es que yo siempre hago lo que pueda para ayudar y educar a jóvenes como nosotras, y a personas mayores que categorizan el pelo natural como algo malo. Sé que hay muchas mujeres que sienten que no encajan en la sociedad. Y lo peor es que hay muchos estándares y expectativas para personas como nosotras.

Diana.- Sí, tienes razón. De ahora en adelante dejaré de sentirme mal por mí misma. No dejaré que los comentarios hirientes sobre mi cabello me molesten más. Estoy muy contenta de haber tenido esta charla. Ahora me doy cuenta de que nunca iba a tener esta conversación con mi mamá. Ella ya está conforme con las reglas de la sociedad. No tiene amor propio por su pelo y por eso era que yo estaba tan confundida con mi pelo. Pero ya no más de eso. Ya basta.

La Prima.- Así me gusta oírte. ¡Ven aquí y dame un abrazo! (Extiende sus brazos.)

Diana.- (La abraza.) ¿Y sabes qué?

La Prima.- ¿Qué?

Diana.- Voy a hacer que mis tías y mi madre se enojen mucho esta noche. (Se ríe.)

La Prima.- (Sonríe) ¿Cómo así? ¿Qué tienes en mente? ¡Dime pls pls pls!

Diana.- Ya verás en unos minutos. Vengo ahora, ¡que me voy a bañar otra vez! Puedes poner música si quieres.

La Prima.- OK, ¿dónde está el control remoto?

Diana.- Está en el lado de la almohada. Ya vengo.

La música de Romeo, “La Imitadora” empieza a sonar… y el agua corriente del baño se escucha desde la habitación de Diana.

La Prima: Vale, te espero aquí.

Después de media hora Diana sale de la ducha. Su cabello ya no es lacio sino rizado. Se pone la misma ropa y comienza a ponerse productos de Shea Moisture en su cabello.

Diana.- ¡Qué tal! (Se sonríe y toca sus rizos.)

La Prima.- (Jadeos.) ¡No te creo! OMG, ¡tu mamá va a estar bien molesta contigo!

Diana.- (Se ríe.) Que se moleste. Ya no me importa.

Diana se mira en el espejo admirando sus rizos castaños. Luego mira a la audiencia. Las luces del teatro se enfocan en su rostro.

Diana.- (Aparte.) ¿De donde soy?

De donde soy, el pelo rizado significa pelo malo.

De donde soy, el pelo malo es alisado como la historia que nosotros los dominicanos intentamos tragar.

Colocamos, planchamos, y secamos.

Pero eso lo que hace es blanquear el sancocho de nuestra gente.

Lo que hace es allanar las raíces de nuestros antepasados porque el pelo malo significa negrura.

De donde soy pelo malo significa “ignora las raíces africanas.”

Pero, ¿cómo ignorar este hilo de historia?

Aquél donde cañas de azúcar y de piel mulata se entrelazan en el campo de la dulzura.

Aquélla donde el sancocho de nuestro pueblo significa la llegada de nuestros hermanos negros, los taínos del río, de los españoles que con autoridad obligaron a nuestro pueblo a guisarse en esta mezcla de una bebida, morir soñando.

De donde soy, la historia de nuestro país se reescribe. Se blanquea como un plato de arroz con leche. De donde soy, alaban a los españoles que hicieron de nuestro país una mercancía, pero se avergüenzan de las espaldas de los esclavos que con el sol ardiendo a sus espaldas proclamaron basta.

Y cuando me preguntan de dónde soy, me pongo el pelo a modo de corona y les digo:

Soy de los esclavos del campo de la plantación, de los taínos del río, del oro robado, de este naufragio de historia que no permitiré que se olvide.

No seré alguien que se trague otro trago de amnesia. En cambio, seré yo quien acepte este cabello de recuperación. Este cabello que la mayoría percibe como algo malo, pero yo lo veo como el oro que nos robaron.

Y una vez mas les digo que vengo de la Isla Hispaniola

De pelo malo, y piel gruesa, de cabello malo, pero gente buena.

La Prima.- ¿Estás lista para bajar?

Diana.- Sí, vamos.

Bajan las escaleras a la sala y todos los miembros de la familia jadean al ver el cabello de Diana.

Mildred.- (En voz alta.) ¡DIANA! ¿QUÉ HAS HECHO?

Diana.- (Se sonríe.) Nada. Solamente que… por fin me puse mi corona.

Las luces del escenario se disminuyen y el telón del teatro se cierra.

FIN.


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